Con los aumentos de las facturas de suministro eléctrico, las ideas nos iluminan y el único gasto de energía será pensar cómo hacer para vivir en modo “bajo consumo”.
De pronto me encontré contemplándola y esperando que rápidamente calentara el agua. Si, hablo de la ahora “maldita pava eléctrica”, esa que durante años nos salvó de miles de situaciones como: apurar el agua de los fideos en un almuerzo a contramano, hacer un te para la que no le gusta el mate y tantas otras cosas. Una aliada se nos convirtió en una enemiga -como si fuese la última en enterarme- porque parece que la resistencia de la susodicha gasta más electricidad que la permitida en estas épocas. Porque ahora hemos vuelto a cuidar las cosas como cuando éramos chicos y tu madre te gritaba “apaguen la luz de la pieza y a dormir que ya es tarde”… En las charlas familiares descubrís que ya nadie usa pava eléctrica… solo yo.
¡Lo que faltaba! volver a la de aluminio, o a la eterna de acero inoxidable. Poner a calentar el agua en la hornalla o posarla en las brasas de la estufa a leña y estarás cumpliendo con la moda de este invierno 2018.
A guardar en el fondo del armario todo lo que dependa de un cable en la cocina. ¿Quién no volvió con una pava bajo el brazo desde Chile para regalársela a la suegra? ¿O que suegra no te la trajo cuando se fue de vacaciones? No hace tanto que abrazábamos los combos de pava y tostadora casi como un vuelto, al comprarnos la tele, ¿te acordás?
Si, mejor olvidar por un tiempo todas esas municiones gastadoras de voltios. Todo ese arsenal que ahora nos amenaza y usamos con desconfianza.
Debemos ser cuidadosos y saber que hay cosas que no se pueden hacer como dejar la puerta de la heladera abierta gasta mucho (sugerimos recordar lo que hay para abrir y cerrar fugazmente). Si salimos, ya no dejamos luces prendidas en la casa y esto ayudará a la confusión de no saber cuándo hay gente (es que la casa habitada también estará a oscuras…).
De niños, mirábamos la tele con las luces del comedor apagadas, “como en el cine” nos decían, Bueno chicos, el cine llegó otra vez a casa.
¿Quién descubrió que buena está la linterna del celular? ¡Felicitaciones!
Volvieron las ondas naturales, nada de secador y mucho menos planchita (mamá tiene razón, el pelo lacio no se usa más).
Nuestra lamparita del ingenio se encenderá y batiremos la mayonesa casera con dos tenedores, el microondas desenchufado y el café más rico será el de manga, por supuesto.
Son tiempos de vivir a media luz pero siempre con el brillo de los ojos iluminando el camino.
¿Y el gas?
El gas, viene el mes que viene.
1 comentario:
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