viernes, 21 de agosto de 2009

Cantando en una plaza

En Londres, se reunieron 13.500 personas y cantaron Hey Jude, para una publicidad. Lo interesante es que nadie sabía como terminaría esto. Simplemente comenzaron a cantar y...
na na, na na na, na na na hey jude




Vía

miércoles, 19 de agosto de 2009

Ciento noventa y cuatro veces culpables

Generalmente en la vida, cuando ocurren tragedias personales o de las otras lo primero que hacemos, casi como un reflejo de supervivencia, es buscar responsables. Así, de esta manera poder corregir los errores para seguir creciendo.
Todo cambia o al menos algo cambia, si encontramos qué o quién se hace cargo de lo que nos pasa.
Claro está que hay tragedias que por más representantes que tengan, no basta para poder curar el daño que deja. Pero es lo que nos queda: tratar de entender que hay gente que hace mal las cosas, la justicia lo condena y purga sus culpas con la sociedad.
Algo tan simple, parece inalcanzable en este país, donde ya es una tradición argentina pedir, rogar, clamar un poco, solo un poco de justicia. Pedimos por cantidad, como si se pesara en alguna balanza, mucha o poca. Constantemente somos maltratados, y vemos nuestros esfuerzos limitados a limosnear.
Un poco, algo… por favor…

Cuando pienso en la tragedia de Cromañon, donde 194 chicos murieron porque todo estaba mal, inevitablemente recorro mentalmente cada uno de los participes de esa noche del 30 de diciembre del 2004, y si! todo estaba mal. A cada uno les cabe una responsabilidad de lo sucedido.
Esa noche “se juntó el hambre con las ganas de comer” cada pieza fue fundamental e indispensable para que se cometiera una de los peores crímenes en nuestro país.
El dueño del lugar con sus puertas de emergencias bloqueadas y habilitaciones dudosas, el manager de la banda, que seguramente obnubilado por el ascenso de sus artistas, solo vio la posibilidad de vender más entradas de las permitidas y así colmar sus bolsillos, esos que durante años esperaron este momento. Y la banda , la que desde arriba de un escenario ofrecían tanta pobreza en letra y música que debían arengar a sus seguidores, ese público fiel que armaba una verdadera fiesta, el show que ellos no podían brindar lo tenían abajo, con la gente. Jóvenes que “entregaron “su vida a una banda de rock. Que sin querer compraron la propuesta de un grupo de inconscientes.
Y como dos más dos es cuatro. La suma cierra: un dueño del lugar + un manager hambriento + un grupo de rock desprovisto = 194 muertos, un día para no olvidar y toda la vida para llorar.

Hoy para la justicia: Callejeros no estuvo esa noche, no hicieron nada para que esto pasara. Y libres seguirán cantando, arengando,provocando...

Por eso y porque nos debemos conformar con una justicia en otra parte, pensemos en este día pero … no una ni dos, sino ciento noventa y cuatro veces, que ellos son culpables. Repitamos ciento noventa y cuatro veces que hay responsables y deseemos ciento noventa y cuatro veces que esto no vuelva a suceder.

viernes, 7 de agosto de 2009

No te lo podes perder!!!

-No hay tutía, el jefe quiere a ese músico.

-Pero pide mucha guita, está bien que llene teatros, pero nos mata con el precio.

-Sea lo que sea, el jefe se lo prometió a la esposa, ella le gusta y está con ese capricho.

-Bueno entonces tendremos que hacer números, porque es con entrada gratis ¿no?

-Si, obvio, cerralo cuanto antes. Aparte con esto queda bien con la esposa y con la novia. ¿Podés creer qué las dos le pidieron el mismo músico? ¡Qué orto el loco!

-Bueno, si lo pensás de esa manera, creo que en verdad nos estamos ahorrando guita…

-Vos, haceme caso, pasame cuánto vale y después…. vemos- Ah!!!.Peráaaa, cuchame, no te olvides de pedirles que viene canta y después hacemos una cena.
Ya que nos sale caro lo vamos a gastar al infeliz ese, que no se crea que acá somo boludos.


Extracto de la conversación, realizada por nuestros políticos, sobre el tratamiento de “políticas culturales”.

¿Y si lo mandamos a la casa de la madre?

El tipo vive cerca pero hace un tiempo que no aparece. El barrio comenta que anda en algo raro. Cuando paso tarde por su guarida, veo luces prendidas en el cuarto piso, está -aseguran - pero se esconde. Algunos dicen que está tramando algo, yo no lo creo. El hombre ha caído en desgracia y puede ser que esté asustado.
Tiene miedo, está desconcertado. Es que el negocio no está saliendo como pensó. Le debe a mucha gente y esa gente ahora lo molesta.
Está acorralado, pensó terminar más de una vez con todo, pero sabe que no es la solución. En lo más profundo de su ser, cuando la cobardía es irresistible, sueña con volver a su pueblo y correr a los brazos de su madre, Doña Lora, ella si lo entiende, lo consuela, lo... acepta.
Cuando cierra los ojos piensa una y otra vez en ese momento. Tiene ganas de abalanzarse y meter la cabeza entre la falda y el delantal de su vieja.
Olvidar todo y pedir que de él se olviden, por un momento, por unos días, por una eternidad…

Este domingo que es el día del niño, sería una gran oportunidad para cumplir este sueño, ante tanta inmadurez emocional y esa inoperancia justificable solo en un impúber, no estaría mal que se tomara el palo.

Nosotros, sus vecinos, sabemos arreglárnoslas solos. Estamos grandecitos, después de todo algo hemos aprendido.

martes, 4 de agosto de 2009