viernes, 9 de junio de 2023

Tratado sobre la relación entre el sanguchito de miga y el periodismo

 Y queda corto. Es que, a modo de homenaje, el título de esta investigación -que tiene muchos años- sobre el periodismo y el sanguchito de miga debe ser bien largo, abarcando todo el concepto, el nudo y el desenlace. Largo, como esos títulos que lo dicen todo para que, en estos tiempos donde un click escasea, pueda cumplir esa función.

Lo cierto es que hay una relación directa, comprobada y melancólica entre el sanguchito de miga y los periodistas. Ni la Navidad ni el cumpleaños más copetudo logran desplazar el primer puesto.

Claro que, generalmente, no es proporcional, porque mientras más cotillón y sanguchitos tenga el festejo, es posible que no haya ni noticias ni periodistas.

Pero, ¿se han dado cuenta de que lo único que le falta al Día del Periodista es ser feriado? Es el día que más se celebra a través de eventos especiales y saludos de todos los ámbitos. Decimos y nos dicen "¡Feliz Día del Periodista!" como decimos "Feliz Día de la Patria" y, la verdad, no estamos lejos...

Porque hacer periodismo es despertar a una comunidad, es incomodar, y más a los que tienen poder, y poder mostrar a los débiles. Es tener unas ganas irrefrenables de contar lo que vemos.

Es la madre de todas las batallas, la verdadera.

Oyentes, lectores e incluso los detractores más fieles no se olvidan de la cortesía, y entonces las redes "se inundan" con los saludos más creativos, formales, aburridos y jocosos refiriéndose a esta profesión que reúne a pobres y ausentes.

¡Sí, ¿no les contamos? ¡Somos pobres! Como si pensar, escribir, preguntar, narrar fuera algo tan simple que cualquiera puede hacer, entonces la paga es poca. El valor es menudo. Somos pobres, sacamos préstamos, tenemos cuatro trabajos, herencias sorpresivas, cuotas indefinidas, indemnizaciones malditas, un morral para caminar cómodos, el auto en reserva y con tierra, la SUBE impecablemente siempre lista, un celular que, por suerte, casi siempre pagan, un micrófono y las ganas casi intactas de cambiar el mundo.

¿Qué vas a trabajar vos? ¡Pero qué lindo trabajo! ¿Quién te paga para que digas eso? ¿Eso está arreglado, por eso habla así? Todo el año, todo el tiempo esta profesión tiene la culpa de todos los males, los propios y los ajenos. ¡Y bueno, qué quieren con estos periodistas!

Claro que nos hacemos cargo y... ¡que los hay, los hay! Pero no más que en otras profesiones. Las miserias son humanas, no del periodismo.

Y que sea solo un día, un DÍA, de paz, de festejos y sobre todo de concientizar y de desear que siempre haya buenos periodistas sobre este suelo, que ni la IA pueda reemplazar, es para festejar.

¡Feliz día a los periodistas y a los que leen hasta el final!

¡Ah, cierto! Casi lo olvido. El resultado del "Tratado sobre la relación entre el sanguchito de miga y el periodismo" (sin contar a los celíacos) es el siguiente:

Un día alguien dijo: "pongamos sanguchitos para que vengan los medios".

Y nosotros fuimos.



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