Pocas veces en la vida se nos presenta tamaña incertidumbre de saber cómo vestirnos para enfrentar estos días. A la mañana hace frío y a la tarde el calor es insólito. Observamos a la gente por la calle y nos damos cuenta que elegir la ropa es todo un trabajo. Algunos se resisten a despedir el verano y otros, ansiosos, anticipan un crudo invierno.
No sabemos desde cuándo pero hemos incorporado -como un hábito- tener la información del tiempo para salir de casa. Es más que un tema de conversación; juega un papel primordial a la hora de decidir con que ropa vestir.
Son dos los momentos en el año en la que nos encontramos indecisos: en la primavera donde “no tenemos que ponernos”; y en otoño, cuando alguien en la familia lanza al aire y a los gritos: “¿Hace frío?” antes de salir a la calle.
Entonces, comenzamos a ver una moda en una pasarela improvisada.
He aquí, algunos mandamientos a tener en cuenta:
1) Hombres: esposos, hermanos, hijos, vecinos y demás con campera chorizo, sepan que el momento que comienzan a usarla es crucial, porque no se la sacan más. Así seguirán hasta octubre que aflojan... un poco.
2) Mujeres: cuentan con mi admiración por tener tan a mano el saco largo de lana y las botas a estrenar, esas compradas en la liquidación de agosto pasado (no tengo mucha ropa pero debo ser de “armario chico” porque me lleva un tiempo sacar lanas, botas y ponerlas en uso).
3) Mamá: deberás aceptar que el buzo se perderá en el colegio. Lo publicarás en el grupo de padres, pero de nada servirá. El frío tan temprano y el regreso del niño en remera, serán los culpables.
4) Papá: deberás saber que la indicación: “Si tenés frío decile a la maestra” no será suficiente. La criatura, tal vez, termine en la sala del pediatra con fiebre y la acusación: "El padre la viste para ir a la escuela pero… de verano".
5) Jóvenes: que andarán en remeras o con esa camperita finita durante todo el año, sepan que -para nosotros- están perdidos. Igual seremos inquisidores y preguntaremos, eternamente, si tienen frío.
6) Mortales: todos, haremos lo que se pueda para enfrentar el frío, la moda y el zonda. Como mi amiga que, el otro día, fue a trabajar con un pañuelo al cuello, de color verde y todavía está dando explicaciones si está a favor o en contra de la vida misma.
No es fácil pensar y menos pensar cómo vestirnos, con este tiempo loco que nos apunta y tratamos de esquivar.
Si al final solo somos almas desnudas que andan por la vida
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