miércoles, 8 de julio de 2009

Una doble de muzarella con V de Vendetta

Se que debería hablar de los momentos difíciles que vive nuestro país, se que debería tener una actitud solidaria con este mal de la gripe A, que nos acecha. Pero no es el momento, generalmente cuando algo me aturde, cuesta plasmarlo en un papel, se complica expresarlo en palabras, siento muchas cosas pero están desordenadas.
Y en medio de tanta confusión, aflora un personaje que no tiene nada que ver con lo que acabo de escribir, pero no entiendo como pude olvidarlo, no me perdono haber obviado a tamaño hombre como… el pizzero de la esquina!

The pizza man
Las luces se prenden a las siete de la tarde, y es ahí cuando sabemos que el hombre comienza su día de trabajo. La casa envuelve a un gran horno, una vieja heladera, palos de amasar, bolsas de harinas y la caja registradora, elementos suficientes para críar y mantener a toda una familia. Los hijos, trabajan con él y estoy segura que de ese enorme horno, de esa cueva de cemento, protagonista necesario de su gran éxito, obtienen lo necesario para vivir en familia por mucho tiempo. El precio, a cargo de su mujer que es la que cobra semejante manjar, también está pensado para que así sea. La dinastía pizzera seguirá así, de eso no cabe duda.

El padre de familia, el dueño de la mozzarella pasea por el barrio desde la mañana temprano, conversa y regala receta de todas las comidas que quieras, menos de cómo hacer pizzas. Siempre sonriendo, a este hombre enharinado, en la vida no le ha sido todo fácil, ha pasado tiempo duros y difíciles de olvidar, como cuando cerró unos días el negocio porque le cortaron el gas, la pasó muy mal, es que los tipos de la empresa sospechaban que el medidor no funcionaba adecuadamente. Gracias a sus compañeros de póker de los lunes a la noche logró solucionarlo, recibió un par de consejos, que a pesar de la borrachera, logró memorizar y los del gas no molestaron nunca más con la lentitud del aparato.

Además de los consejos con esas amistades tiene un par de asuntos poco claros, pero también pudo solucionarlo, y ya está hablado todo con la policía con la cual son amigos y no hace falta decir que les da a cambio por tanta comprensión.

Ubicado en un lugar estratégico, el pizzero desde su mostrador maneja todo el vecindario. Este padrino cuatro ceros, vigila a todo el barrio, y si por las dudas llega a tu casa algún delivery con comidas en forma de caja, lo siento pero estás en problemas!
- son empanadas!!! me encontré saludándolo más de una vez mientras caían las aceitunas en la vereda.
- Que la disfrute!!! contestaba y no se olvide que una buena pizza hace bien al corazón. Largaba apurado, mientras yo desaparecía.

Hace bien el corazón Ja! Si hay algo por lo que él nunca tuvo que preocuparse, es justamente por su alma. Porque de eso se encargó su esposa, una morocha de ojos negro y boca roja que durante años, antes de ir a trabajar, pasó largas horas en la iglesia rezando por él.
- Ella siempre está en la Iglesia, pero a mí la bruja no me lleva. ¡Pobrecita! ella cree todavía que voy a cambiar -lamentó una vez.-
Hace un mes todo cabió, la morocha no siguió con la cruzada por recatar a este pecador y decidió alejarse de este Mal del Morrón. Lo plantó con la caja del negocio familiar y se mudó.
Dijo basta a la pizza perversa e incontrolable y cambió de trabajo. Dejó al hombre en delantal y dandóle libertad a las fiestas de los lunes a la noche, cerró de un portazo los lentos medidores y no quiso despedirse de las panzas de los policías.
La jermu largó iglesa, largó rezo y largó santos. Como una carcajada del destino se fue a trabajar a un par de cuadras más allá, y ahora atiende el teléfono del enemigo, sabe como hacerlo, no está el gran horno, ni su marido gritándole. Esta vez la bruja trabaja en la pizzería en la que compro las empanadas, ya no me importa que se caigan las aceitunas porque ella me manda más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

QUE BÁRBARA!!!
Todas son iguales....Y el amor??
Contigo cuatro quesos y morrón con anchoas, no va máS???
En una parte me siento identificado con el paladín del medidor de gas... Yo tambien me junto con amigos.
Otro día de la semana, pero nos juntamos al fin.
Uhh, a veces son varios días, pero diferentes grupos,,, pero de eso no vamos a hablar.
Dígame....No estará con el cliete de la verdulera amish, la ex enarinadora, no???
Que quiere que le diga,,,,volvió con todo!!
Y ojalá que el día que se cambie de barrio la mística literarria y sus pesonajes la acompañen...
Saludos
elqueguardaeltiramisúenlaboveda.