viernes, 30 de abril de 2010

Cuento 7

Apenas el reflejo de la luna y un extraño instinto me dejaban ver en medio de aquella sigilosa noche. De fondo el sonido de los búhos y el fantasmal silencio. Caminé lento, con miedo, hasta que la encontré. Ahí estaba yo, en el cementerio, frente a su tumba. Tomé la pala y me apoyé sobre ella, la tierra estaba húmeda no iba a tardar mucho, de pronto me di cuenta que no podía seguir, estaba por concretar lo que había pensado tantas veces. Me atormentaba el haber tomado sola esa decisión. Por primera vez nadie me había dicho lo que tenía que hacer. Mi corazón latía más fuerte, la excitación era como la imaginé, era el momento. Comencé a cavar sin importarme la noche, el miedo ni el silencio. Cavar hasta encontrarlo, yo lo dejé ahí y sé que allí estaría. Quería verle la cara a ese malnacido, el tipo que después de muerto seguía haciendo de mi vida algo imposible.

Ese día, fue fácil, demasiado simple, el miserable comió como un cerdo, fagocitó todo el plato sin percatar el veneno, le había puesto mucho para que lo notara. Pero nada, se atragantó y no contó más el cuento. Encima se llevó a la otra vida mi imagen tratando de ayudarlo. Desde ese día no puedo dormir, fue fácil, rápido. La Pepa me lo dijo- Qué suerte la tuya, nadie te descubrió y hasta lloraste en el velorio, todo una actriz habías resultado ¿eh?

Lo encontré, estaba ahí no más. El cajón de mierda se había abierto todo, no pude descubrirlo de a poco, no hubo misterio, de sopetón lo vi; lleno de gusanos. todo violáceo y el pelo comido. Tuve nauseas, similares a las que me provocaba en vida. Lo miré unos minutos y lo hice. El tiro retumbó en todo el cementerio. Matarlo otra vez, con un revolver iba a marcar el final. Así lo quería, sería feliz verlo bien muerto. La bala rebotó de lo duro que estaba el desgraciado y me vino a dar justo en la frente, como una señal, entre ceja y ceja. Otra vez salió todo mal. Y ahí quedé abrazada al cerdo hasta que no sentí nada más.

Dice la Pepa, que es la historia de amor más contada en el pueblo. La de una mujer que no pudo vivir sin su hombre entonces una noche destapó la tumba y se suicidó para estar con él. Pobre Pepa les dice a todos que era mi amiga y que yo lo maté, pero nadie le cree.

Porque el amor es así, los dos juntos hasta el final.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uhhhhh, me parece verla a la difunta.
Que buen cuento, estimada, siga haciedolo...
Asustenos màs seguido, hay material para su inspiraciòn a rolete.
Yo por mientras sigo ensayando la voz del Gran Narcizo Ibañes Menta.
Que pase un feliz dìa mañana.