domingo, 22 de marzo de 2009

Personajes en el barrio (entrega final)

Los amish
Desde el primer momento que los conocí, supe que eran distintos. Desprovistos de toda contaminación de este mundo, los amish de mi barrio son un caso especial.
Granjeros con muy buena onda y jardineras de jean, este matrimonio vive de lo que siembra. Lejos de toda tecnología, en su negocio jamás suena un teléfono, no hay máquinas y anotan las cuentas en papel, las balanzas son antiguas y todo lo que hay en ese lugar, acusa años de trabajo. Lo digital no tiene espacio. No hay forma de imaginar algo electrónico ahí, no va con el lugar y menos con los dueños.
En este “minimarket” -con perdón de la palabra- es el hombre el que se encarga de hablar con los clientes, a través de conversaciones agradables, correctas y amables hasta los dientes, suelta cada oración con la tranquilidad de dejar una plegaria.
Si están por mi barrio y pasan, no está permitido ir con poco tiempo, sería una ofensa muy grande para estos predicadores del “Slow”.
La sumisa mujer, esconde su cuerpo en ropas grandes de grises colores, tiene su cabello siempre atado, la cara lavada y lentes que muestran el cansancio en sus ojos.
Ella, recibe las órdenes de su marido, atiende a sus hijos, - las niñas iguales a ella y los niños iguales a él- además, tiene la tarea de limpiar y sacar las cuentas -nunca te pide monedas , no está en su mente pensar en reclamar algo así como: - ay no tiene más chico? Porque de 100 no tengo nada!
Hace su trabajo como le mandan y su saludo siempre es ¡Que tengas usted un buen día!
Los parroquianos que se acercan al negocio, no son muchos, pero los necesarios para irse a dormir con algo caliente en el estómago.
Al caer el día y después de preguntarle si se ha lastimado, vuelven a su hogar, ella prepara la cena y a la luz… de las velas, la familia agradece a Dios por todo lo que tienen en esta vida.

El peluquero
La primera vez que nos vimos despojé la fantasía de toda mujer: ser infiel con el peluquero. Nuestra amistad ha crecido tanto que nos consideramos casi hermanos. Conozco a su familia y él a la mía.
No es gay, admira a las mujeres; a veces demasiado y eso le ha traído algunos problemas.
A lo largo de estos años mis consejos y novedades son más de las que él ha hecho en mi pelo. Pero lo acepto, lo quiero. Un color de vez en cuando, charlas con planchita, cortes cuando hace falta y peinados para ocasiones especiales lo hemos llevado con dignidad.
No me puedo quejar es bueno en lo que hace, pero secundario para nuestra relación.
Entre el secador y el cepillo, descarga penas y alegrías de sus hijos, que son muchos y desventuras amorosas, las suficientes, que han logrado convertirme en una fiel testigo de su vida.
No lo hace con todas sus clientas, y eso me gusta. Me pone en un lugar especial, aunque no tan especial como a las rubias de edad justa para operarse, bronceadas y llenas de joyas que llegan en sus camionetas a que “mi” peluquero las “atienda” como se merecen.

(Nota del blog: decidí poner juntos a los dos personajes del barrio que quedaban, ya que no debo seguir “choreando con este tema, en el blog” haciendo un post para cada uno.)
Gracias

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La bestia!!!!
Uhhhh, que cosa estos muchachos..
Son como esas botellas que cada vez que destapamos y dejamos oxigenar, nos entregan siempre algo nuevo.
Usted me pone a pensar e imaginar.
De repente imaginaba al coifiure tirandole onda a la dama amish.
Supongamos que él, que esta más que acostumbrado a los aromas importados, las pieles con diferentes texturas y los arreglos varios de sus clientas, un día flashea con el pelo recogido, la cara lavada con jabón hecho por ella y con la larga y amplia falda.... Su pensamiento está puesto en que llevará debajo de esa prenda.
Claro,aunque va a comprar los famosos tomates que ella cosecha no se ha insinuado aún, el sabé por su complice mirada que ya no es tan Ingals como al principio y ese juego le encanta.....
Ambos, aguardan la próxima cosecha.

Eduardo Daniel dijo...

Me gusta el ser observador de distintas realidades y personajes. Has puesto el ojo y has sabido descubrir lo que a otros no llama la atención... me gusta Good luck, good sight and good write!